jueves, julio 27, 2006

The Simpsons

Bueno... para todos aquellos que albergamos la cochina duda de que nos parecemos a Homero Simpson; personaje de la popular serie de dibujos animados "The Simpsons". Aquí se nos presenta la oportunidad de emular alguna de sus odiseas, en los dominios del dios Baco (Dionisio), en alas de su amada cerveza Duff. ¡Si, aúnque no lo crean, ya se está produciendo, en México, dicha cerveza.

Ya podemos sentarnos tranquilos, marcar nuestros huequitos en el sofá y soplarnos toda esa basura que nos transmiten las televisoras, en compañia de una deliciosa Duff.

Woohoo!

Para mayor información: www.digitalbox.com.mx/

Ahora sólo falta ver si realmente es deliciosa. Auchhh!

No bien digo!

No han pasado ni cinco minutos de haber publicado el blog, y ya estoy renegando de la plantilla que escogí, por lo he decidido cambiarla.

Comenzando por el principio.

¿De donde surgió la idea de comenzar a publicar en un blog? Pues sepa la fregada. Es cosa que no me interesa y no quiero volver a plantear. Pero de algún modo, debo dar alguna justificación de cómo surgió.

Siempre me considere una persona “normal”; jeje… nada más anormal. En ésta aparente normalidad, me creía satisfecho de mi miserable existencia, revolcándome en mi ignorancia al creer que era normal. Viendo y comparándome con otras personas a las cuales consideraba “raras” (para no llamarles anormales).

Era yo pues, feliz en mi “normalidad”; pero resulta que después de bastante tiempo, me encuentro cuestionándome si realmente soy normal. Una especie de “Crisis de los cuarenta” que, según psicólogos los varones debemos padecer alrededor de los 40’s, y que me hace creer que en este sentido, soy precoz. Éste replanteamiento de mis supuestos paradigmas, me está dejando cada vez más sumido en cuestionamientos de los cuales difícilmente saldré bien librado.

¿Y que tiene que ver esto con el título de este blog? Pues que de pronto y sin darme cuenta, me encontré refunfuñando de cualquier cosa. Debo ser honesto y decir, que a no ser por la falta de tolerancia (o hartazgo) de quienes me rodean, jamás me hubiera enterado. Poco a poco, me había convertido en un amargado. Y como no tengo la menor intensión de tragármelo solo, pues les convido a mis supuestos lectores. Si es que los tengo, y si no, pues que se vayan al diablo.

¡OH, Bendita ignorancia… ¿Porqué me haz abandonado?